Muchas de las personas que viven agobiadas por la presión de sus deudas , bien podrían poner punto final a sus penurias mediante algo llamado “reunificación de la deuda” y muy publicitado últimamente por Empresas no bancarias.
Lo ofrecido consiste en unificar bajo un sólo préstamo o crédito todas las deudas que ahora mismo pueden suponer diferentes contratos, con diferentes entidades y a diferentes costes o tipos de interés. Algo, que es muy normal y común en muchos hogares españoles. Es decir, la hipoteca, la letra del coche, el préstamo personal para la reforma de la casa, las compras efectuadas con la tarjeta de crédito, etc… Sin embargo, mucho cuidado con esto de la “reunificación de la deuda”.
¿Dónde está el beneficio? Pues en algo tan sencillo como pagar menos al mes, pero durante más meses. Es decir, detrás de la Reunificación de la Deuda existe la ampliación de una hipoteca o la apertura de una nueva, con lo que se pasa a tener una sola cuota, que suele ser inferior a lo que se abonaba antes por todas las deudas. Sin embargo, esa cuota inferior se pagará durante un plazo de tiempo superior y, en consecuencia, quien siempre sale ganando es el mismo: El Banco. Bueno, está claro que el cliente o consumidor también gana si lo que importa en un momento determinado es pagar menos al mes, aunque sea durante más meses.
Pero ese aligeramiento de dinero mensual no es gratis, ni mucho menos. A base de alargar la vida de los préstamos se acaba pagando mucho más en intereses. Se puede llegar a aumentar un 80% el coste total, lo que en la práctica puede suponer pagar al banco 472.000 euros por una deuda inicial de 197.000, es decir, 275.000 euros de intereses y otros gastos.
Para que nadie se equivoque con esto de la Reunificación de la Deuda, el Banco de España ha brindado un consejo a los usuarios en su Portal del Cliente Bancario, que al analizar esta operación pongan especial cuidado en los gastos totales de la operación, pues estas operaciones tiene costes de tramitación y formalización; los créditos que se cancelan suelen aplicar comisiones o penalizaciones por pago anticipado; las modificaciones en las hipotecas acarrean gastos de notario, registro e impuestos, y la apertura de una nueva conlleva otras comisiones y nuevos desembolsos.
Dentro del sector financiero empieza a señalarse este negocio como lo más parecido que hay en España a las hipotecas “subprime” de Estados Unidos. Su proliferación ha causado alarma y ha llevado a los Ministerios de Economía y Hacienda y de Sanidad y Consumo a intentar regularlos.
Actualmente, está en tramitación un proyecto de ley con el que se les va a obligar a los intermediarios financieros, (un sector que ha crecido como la espuma en los últimos años en España, según datos de Tormo y Asociados, actualmente operan 53 empresas que cuentan con 5.710 establecimientos) a que se apunten en un registro y, sobre todo, a que detallen bien a los clientes el coste de sus servicios. Uno de los objetivos de esta normativa es intentar que sean más transparentes. En muchas ocasiones, los costes de las tasas se incluyen en la deuda unificada y el usuario ni se entera de que está pagando hasta un 10% por los servicios recibidos. Los honorarios dependen de cada entidad y operación, pero son más elevados que en las entidades financieras.