Las deudas de España e Italia son sostenibles.

El Instituto Peterson para la Economía Internacional ha elaborado un informe probabilístico sobre las perspectivas de la deuda pública de España e Italia de aquí a 2020 y sus principales conclusiones es que ambas son sostenibles.

Las economías de España e Italia deberían «ser tratadas como solventes y capaces de soportar su deuda» y no necesitarán reestructurarla, señalo el instituto Peterson.

El análisis, realizado por el economista William R. Cline, afirma que pese a que normalmente se considera que si se supera el umbral del 7% de interés sobre la deuda soberana hay que llevar a cabo un rescate, los cálculos señalan que ambos países «pueden sostener tasas de entre el 7% y el 7,5% por un largo tiempo».

Las estadisticas del estudio revelan que en el escenario base, en el que España necesite una recapitalización bancaria de 50.000 millones de euros, la carga de la deuda solo subiría de 89% del PIB al 94% para 2020.

Advierte de que haría un daño «considerablemente mayor» a la sostenibilidad de la deuda un desvío del superávit primario previsto que unos mayores tipos de interés, e incluso añade que un menor crecimiento del previsto tendría menos impacto que unos menores superávit primarios. En su opinión, alcanzar con éxito los objetivos fiscales es clave para acelerar la mejora de las perspectivas de deuda.

En este contexto, considera que la estrategia básica seguida hasta ahora en la crisis de deuda europea ha sido «adecuada», ya que estos dos país han sido, y deben seguir siendo, tratados como solventes y capaces de controlar su deuda más que como economías que necesitan algún tipo de condonación.

Cline destacó «la respuesta de las autoridades de la eurozona al final de junio de comprometerse hacia la unión bancaria y la voluntad del fondo de rescate de prestar directamente a los bancos españoles en lugar de hacerlo a través del gobierno».

«El drama de la deuda en Europa ha incluido un tira y afloja entre los mercados, por un lado; y las autoridades de la eurozona tomando sucesivas acciones para calmar los ataques en las dos grandes economías, en la otra», agrega.

Sin embargo, Cline destaca que ambos países deben seguir la recomendación del Fondo Monetario Internacional (FMI), y perseguir sus objetivos fiscales en términos de «medidas políticas específicas más que en resultados nominales».

En el caso de España, el estudio calcula que el ratio de deuda será del 80% en 2012 y del 84% en 2013 en el escenario base, mientras que en 2020 alcanzará el 89%, una cifra que teniendo en cuenta los datos de Alemania o Francia «no representa un endeudamiento masivo».

Asimismo, confirma que España comenzó la crisis con unos ratios de deuda «bajos», por lo que debería «ser capaz de manejar sus previsiones de déficit sin convertirse en insolvente», y cree que incluso en el caso de que la deuda siga aumentando después de 2020 seguirá por debajo del 100% en 2030.

De modo que, recurriendo simplemente a la probabilidad y con unos supuestos bien planteados, William R. Cline muestra que España e Italia pueden controlar sus niveles de endeudamiento. El pecado de este estudio es que resulta demasiado mecanicista. Pero prevé la crítica de que no tiene en cuenta una opinión desfavorable del mercado. Porque muestra, tras estudiar la madurez de las deudas de los dos países, considera que tanto Italia como España pueden seguir financiándose durante mucho tiempo, varios años, a un 7 por ciento.

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